ENTREVISTA. LUCIO VEGA "Punto de encuentro entre el arte, lo industrial y lo natural".

Por. Nahomi Martínez

Para esta especial Edición de Expertos en Arte FD Magazine, tenemos el gran placer de compartir una muy interesante entrevista con el artista visual Lucio Vega.  

En su biografía se puede leer “El trabajo de Lucio Vega, plantea un universo donde el mundo industrial se encuentra unido a la materia natural, diluyendo el concepto clásico de los opuestos. En ese universo desaparece la idea de lo binario y los extremos se mezclan.”

Una vez adentrados en su universo, entendés con claridad que la experimentación y la re concepción de los materiales, sus usos, el espacio que el artista les da en el proceso creativo, son el proyector de planteos e ideas infinitas. Entre la cerámica, el dibujo, la escultura, la fotografía y hasta el hielo, transcurre la vida de este creativo nato, que se conoce y reinventa con cada nueva propuesta.



EeA: ¿Cómo inicia tu camino en el mundo del arte? 
LV: Desde pequeño mis padres me inscribían en cursos de cerámica, pintura y dibujo. Su influencia fue decisiva. Recuerdo que nos llevaban con frecuencia (a mi hermano también) a los museos y galerías de la ciudad. Ya más grande, seguía dibujando y a los 22 comencé con cursos de escultura y dibujo de la figura humana. Luego me inscribí en la Universidad de Artes plásticas Armando Reverón y ahí cursé la disciplina de la escultura. 

El camino en el mundo del arte tiene orígenes difusos. Es más como dice la pregunta "un camino" en el que voy recordando partes del sendero y el inicio se ve cada vez más disperso. A lo largo de este sendero que voy recorriendo, he aprendido que el arte no es un mundo al que se ingresa (o ingresé), sino que es al revés: es una forma de ver al mundo en donde formo parte del mismo. Una vez que tomé conciencia de eso y te sientes parte de eso no puedes diferenciar una cosa de la otra. 
EeA: ¿Cómo fue tu primer acercamiento al mundo del arte visual?
LV: Recuerdo que siempre tuve más facilidades para las cosas tridimensionales que para la pintura o el dibujo. Si bien dibujé mucho cuando era pequeño e hice otras actividades artísticas, cuando comencé a trabajar de forma escultórica, me sentí confiado, podía plasmar con mayor facilidad las cosas que imaginaba y como consecuencia, supe casi instantáneamente que había encontrado mi forma de expresión. 


Comencé tomando cursos de modelado en arcilla, luego moldes y vaciado en diversos materiales. En la universidad comencé a experimentar con materiales como la resina, la pulpa de papel, madera, yeso, arcilla, hueso, y una vez hasta experimenté con nieve. También probé diferentes métodos creativos como sacando materia, es decir, tallando en madera, yeso o piedra y también probé lo opuesto, agregando materia, con arcilla, pulpa de elementos orgánicos, masilla, etc. 

Más adelante llegué al ensamblaje, que es un método el cual me brindaba las dos posibilidades: sacar materia y agregar materia y además unir unos materiales con otros. Desde entonces, mis propuestas (tanto las escultóricas como el dibujo o la fotografía) se conforman de esa técnica para expresar mi concepto plástico. 

 
EeA: ¿Cómo fue el proceso en el que comenzaste a incorporar distintas propuestas en tu producción artística?
LV: El proceso se da de manera natural. Cada material o técnica requiere un determinado tiempo para darse a conocer. Depende también de lo que tenga a mano, de lo que quiera construir y de lo que quiera expresar. Pienso que lo más importante para que ese proceso ocurra de manera natural, es estar atento a mi entorno y al presente histórico que me ha tocado vivir. El espacio y tiempo me condicionan y al mismo tiempo me nutren. La obra artística es el resultado de la mezcla del momento histórico y del entorno en el que habité cuando realicé esa obra. 

Si analizo mi producción artística podría separarla por períodos. Las obras que realicé en determinado momento reflejan no sólo el concepto de la obra, sino que además, ayudan a imaginar el lugar donde habitaba, o el espacio de trabajo que tenía a mi disposición, o los materiales que estaban en mi entorno. Estos "metadatos" contenidos en las obras quieren decir que siempre he estado condicionado por mi entorno y es en esa fluidez de circunstancias y momentos en la que he aprovechado para dejar que sean los materiales y las técnicas, las que se acerquen a mí para dejarse explorar.

Otra forma de explicar este proceso es mediante la producción de series. Esto me ha servido para obligarme a no abandonar un camino desconocido, a no tirar la toalla apenas algo no resulta como lo esperaba. 

Recuerdo uno de los primeros ejercicios que nos dieron en el taller de escultura: hacer 100 formas diferentes con el mismo material. Al principio pensé que es imposible no repetirme, que me iban a salir muchas formas muy parecidas, pero mientras iba trabajando, fui viendo una evolución que no imaginé al principio, y poco a poco fui aprendiendo del material, de sus limitaciones y de las mías propias y terminé dándome cuenta que el final no es la forma número 100, sino que justo ahí es cuando comenzaba a trabajar realmente, porque el material se hace mi aliado, lo conozco y sé cómo resaltar sus características propias, tengo confianza en que lo que imagino será muy parecido a la forma final que logré.

Obra: Simbiosis 
EeA: ¿Qué momento o experiencia considerás que fue determinante en tu vida como artista?
LV: Hay muchas, cuando decidí entrar en la universidad de artes plásticas y dedicarme a eso. Cuando viajé a Canadá a esculpir en nieve. Mi primer curso de meditación Vipassana. Cuando el artista Cornelius Zitman me invitó a hacer una pasantía en su taller. Cuando regresé a vivir en Buenos Aires. 

Otras experiencias que te marcan como artista son las convivencias artísticas, las exposiciones grupales y sobre todo las exposiciones individuales. En las primeras la interacción con otros artistas es muy nutritiva, se genera una complicidad instantánea y el nivel de comunicación es de pares. 
En las exposiciones colectivas además de la interacción con los otros artistas, está la relación con el público de cualquier edad y ámbito. Es muy lindo cuando ves a alguien que nunca ha entrado en un museo se acerca y ve la pieza, ves que le llamó la atención y que le movió algo en la cabeza y luego viene y te pregunta cosas. 

Pero definitivamente, las exposiciones individuales son las que me han marcado más profundamente. Ahí interactúas con artistas, público, montajistas, curadores y muchas personas más. Cada muestra individual ofrece desafíos diferentes, conoces a gente distinta y hay que trabajar en grupo para sacarla adelante. Son proyectos que a veces pueden ser largos, desde que se concreta la idea de una muestra, llevarla a cabo, hasta su conclusión, pueden pasar muchas cosas y cada una de ella deja aprendizajes distintos.   

Obra: organomaquinas

EeA: ¿De qué manera nace la conceptualización de tu obra?
LV: La conceptualización se va dando sola mediante la depuración. En mi caso, ha sido un proceso largo donde mediante el trabajo he ido aclarando y descubriendo el concepto de mi obra. En el camino he experimentado con muchos elementos y cosas, y me he dado cuenta que hay algunas que se han repetido una y otra vez. En algunos casos han sido materiales, en otros, técnicas y es ahí donde hay que estar atento y hacerse preguntas. 

Esas preguntas son muy importantes ya que, en su respuesta es donde se fundamenta todo el planteamiento o conceptualización de la obra. Es en la observación de ese proceso y de la obra como tal, donde me pregunto el porqué de los materiales que uso, por qué adopté al ensamblaje como técnica escultórica, por qué la producción artesanal y obras únicas, por qué las escalas que uso, así como muchas interrogantes más. 

Cada respuesta va derribando o uniendo a lo que más adelante forma el concepto. 

Recuerdo cuando usaba resina industrial y quería proponer ideas sobre la ecología y que al final no funcionaba porque la resina y su proceso escultórico es muy contaminante y anti ecológico, entonces ahí entré en una contradicción tan fuerte que la obra y su concepto perdieron todo su sustento y lo que quería decir se convertía en palabras vacías y nada tenía sentido. 

Entonces entendí que la obra debe ser autónoma, que no tengo que estar explicando de qué consiste o que quiere decir, sino que ella se debe sustentar por sí misma, que su forma debe ser consecuente con su contenido. 

Obra: organomaquinas
EeA: ¿Qué elemento, figura o persona sentís que tiene o tuvo algún tipo de influencia en tu manera de percibir o construir tus conceptos artísticos?
LV: Personas que han formado mi esencia artística han sido varias, profesores como Abilio Padrón, Javier Level, Antonieta Sosa, Guillermo Abdala, Carmen Rosa García, Maruja Herrera, Luis Lizardo estuvieron muy presentes en mi formación. Luego antecedentes personales como El Bosco, Tingueli, picasso, Alexander Calder, Arcimboldo, y tantos otros. También mi padres y amigos.

Otras dos cosas que han definido mi concepción artística han sido la naturaleza y mi curiosidad por cómo funcionan las cosas. Recuerdo que de pequeño desarmaba cosas para descubrir su funcionamiento, muchas veces las armaba de nuevo y no funcionaban, otras veces funcionaban mal y así fui aprendiendo a usar herramientas y a entender cosas de mecánica y electricidad, hasta que más adelante arreglaba cosas que se habían dañado. Ya más grande, estudié física en la secundaria y luego en la universidad hice algunos años en la carrera de ingeniería industrial. 

Por otro lado, la naturaleza siempre ha estado muy presente en mi vida. Viví muchos años en el trópico, rodeado de montañas y una exuberante y prolífica naturaleza. Siempre me llamó la atención esa plantita que sale de la grieta en el asfalto de una autopista. Iba con frecuencia a las montañas a hacer caminatas, a bañarme en los ríos fríos, a acampar, etc. He podido viajar a la selva en varias ocasiones y siempre me ha cautivado la sensación de que puedes ser engullido en cualquier momento, que la humedad te asfixia y los sonidos son ensordecedores, que en las noches eres más que diminuto y estás completamente indefenso. También he recorrido playas solitarias y he jugado muchas veces entre infinidad de troncos y ramas arrastrados por la corriente de un río en su desembocadura al mar.
Esos elementos me han definido y han definido mi obra y me han enseñado que no hay nada más poderoso que la naturaleza y que si el ser humano quiere ser parte de esa naturaleza, tiene que adaptarse a ella.

EeA: En el sentido más simbólico o más realista que puedas considerar en torno a esta pregunta: ¿Qué esperás del arte?
LV: Para mí el arte es una herramienta personal que uso para conocerme. A través del arte puedo abstraerme, puedo meditar. Me ha pasado de entrar al taller en la mañana y salir a las cinco de la tarde sin haber comido porque estaba metido en el proceso creativo porque no me importaba nada más que eso. Uso al arte como forma de vida, Aplico el concepto de mi obra en mi día a día. Diría que el arte es como una religión que sirve de vínculo entre mi cuerpo y mente. 

Con el pasar de los años me doy cuenta que el arte es algo cada vez más personal. Que las obras no las hago para un público determinado o para que se vendan, sino que, las hago como excusa para entrar en esos momentos tan íntimos conmigo mismo. 

Recuerdo la experiencia de haber esculpido en nieve. Con otros dos amigos escultores esculpimos un bloque enorme de nieve. Estuvimos una semana trabajando unas 10 horas al día hasta terminarla. Luego, con el paso de los días y la llegada de la primavera, la escultura fue cambiando de forma hasta que se derritió y no quedó nada. Esa belleza de lo efímero es obra también. De hecho, ha sido la obra más ecológica que he realizado en mi vida. 

Esa experiencia me sirvió para entender que el arte no es lo que queda, no es el objeto como tal, que posiblemente quede en una sala de un museo o en la casa de un coleccionista, sino que el arte es la herramienta de vida que me acompañará durante todo este recorrido que será mi existencia.


EeA:  Contanos qué tenés preparado para el 2018
LV: Para el 2018 voy a seguir indagando y profundizando la serie de esculturas "organo-máquinas en equilibrio", que es una serie de piezas realizadas con gres y metal. Voy a seguir explorando el equilibrio entre ambos materiales y a su vez llevar más al extremo la fragilidad de la cerámica.  

Por otro lado, también quiero desarrollar unas esculturas en pulpa de papel reciclado y metal. Hace meses que tengo la idea y algunos bocetos y quisiera aprovechar el calor del verano para que el material seque rápido y pueda modelar con mayor facilidad. 


Más de la obra de Lucio Vega:
página web: www.luciovega.com

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