INSIGHT: Conversaciones con Ernesto Pesce

En diálogo (una vez más) con el artista Ernesto Pesce, ahondamos en su mirada crítica sobre las representaciones contemporáneas, los concursos, las bienales y los procesos de legitimación actuales.

La docencia y la crítica desde la mirada de artista

Para mí, como artista, a veces el producto final no es lo más importante sino todo el placer que me produce trabajar, la reflexión que hago con el trabajo, si además, me sale una buena obra mejor. Esa persona no conoce la intimidad, eso a veces crea juicios muy terminantes, a favor o en contra, no importa. A veces, lo asocio con el fútbol, casi todos los directores técnicos han sido jugadores. Yo también, si me gusta el fútbol, sentado en mi casa, tomando una cerveza y picando una longaniza puedo decirle al tipo que está jugando en la televisión: “¿Qué hacés? Corre para acá… qué pata dura”, y yo no soy capaz de pegarle a una pelota, pero puedo desarrollarte una teoría que puede ser cierta. Pero el tipo que está corriendo en la cancha, que es un atleta, de repente hay un monticulito en la tierra que hace que la pelota vaya para otro lado, quiere hacer un giro y le duele la cadera y le da un tirón y todo eso, para el tipo que teoriza, no existe. Si vos lo sabés, si sabés que existe eso, si vos podés comprender esa experiencia lo podés entender mucho mejor y podés transmitir mucho mejor. Puedo ser un poco determinante, pero yo no creo que alguien pueda enseñar bien lo que no hace.

Lo mismo tiene que ver con el profesor, si el crítico no se mete en lo mismo que estamos hablando ahora, si no se mete a opinar sobre lo que no hace, el crítico puede hacer un aporte muy grande. Conozco gente que viene de la teoría y saben muchísimo más de lo que yo puedo llegar a saber en mi vida y la mirada de esas personas me puede llegar a aportar un montón de cosas, siempre y cuando no me venga a decir lo que tengo que hacer técnicamente si no lo hace. Que el aporte viene y es muy importante, y la opinión también es muy importante, pero depende de cómo se emite. Siempre pongo como ejemplo el texto de Foucault sobre las meninas. El tipo se para y hace una lectura que es maravillosa del punto de vista de lo que ve el tipo. Ahora Foucault no dice “mirá, acá pintó el perrito medio mal” “si hubiese usado esta pared y no la otra” entonces, desde ese lugar, creo que hasta si lo escucha Velázquez, se quedaría maravillado.

Sobre el arte contemporáneo y su legitimación

El arte contemporáneo tiene mucho de teoría, de concepto y demás, no estoy negando eso y, es más, si yo hubiese hecho la enseñanza formal, para mí hubiese sido mejor, pero lo que creo es que no se puede enseñar algo práctico a partir de la teoría. Yo también podría ser cirujano leyendo todos los libros de cirugía sin agarrar un bisturí y le empiezo a decir “cortá acá”, “cortá allá”, “no es así”.

Con el arte pasa eso, si pidieran cirujanos nadie iría al Hospital Italiano habiendo leído cinco revistas de cirugía. Sin embargo, si lo llaman para algo artístico, va. Parece que, en el arte, de antemano, uno nace sabiendo y teniendo capacidad de enseñar y teniendo capacidad de opinar.

Ahora, también depende, el arte contemporáneo es muy básico, definir qué es arte es muy difícil, para alguien. Arte puede ser la idea nada más, el concepto. Lo que estamos haciendo nosotros, hablando, para algunos puede ser una performance. Entonces no hace falta que vos sepas dibujar, pero hace falta que los dos sepamos, es antropología. Pero algo hay que saber, si vos querés trabajar con el color, con la textura o con la forma, representar la realidad hay métodos para aprender eso y hay que saberlos. Ahora, si yo voy a ser un artista conceptual y voy a hacer frases escritas en la pared, yo no necesito aprender a dibujar, pero necesito saber otras cosas y, en cuanto uno más sabe, puede hacer un mejor trabajo. Además, está esa idea que también hay gente tocada con la varita mágica, existe alguno, pero dejás al 99,9% de la humanidad sin que pueda ser artista. Si vos crees que hay un iluminado ¿Qué hace el resto? Juega Messi y después no juega más nadie al fútbol.

Otro criterio es cómo cada uno entiende el arte. Para mí el arte es algo muy abarcador, mucho más abarcador que la obra terminada. Forma parte de la vida de uno, forma parte del placer, de la emoción, del deseo. Todo eso, a veces, hace que se pierda de vista el análisis de lo que hacés vos. Un análisis muy centrado hace que todo eso quede de lado y para un artista es fundamental. Rescato eso y rescato la singularidad, somos todos diferentes, inteligencia más, inteligencia menos. En esa diferencia me parece que hay un potencial. Frente a un mismo hecho contamos de manera diferente, percibimos de manera diferente. Si yo me expreso desde ahí, lo mío va a tener una potencia y una fuerza de transmisión, distinto a que si yo monto o copio el imaginario de otro.

Ya que hago toda esa serie erótica, no te imaginás, y ¡mirá que lo que yo hago no es escatológico! Muestra desde un realismo lo que pueden ser masturbaciones o relaciones sexuales, lo que sea. Pero está pensado desde el diseño, como el grabado japonés que son absolutamente explícitos, pero son tan bellos que, en todo caso, lo que puede llegar a molestar pasa a un segundo plano. Sin embargo, no es así. Tengo experiencia de gente que dice, no, yo no puedo colgar esto en mi casa y estás hablando de una figura femenina sentada en un banquito, y vos decís ¿cómo puede ser? Bueno, es. Son gente grande, gente instruida, pero el sexo sigue siendo un problemón, una cosa muy reprimida.

Lo que tiene que ver con el arte no puede generar problemas tan serios, se ve en los concursos también, este es el premio más importante o el lugar más importante para exponer, y te das cuenta que uno compró una tela de dos por dos y pinta hace una semana y va ahí con ese trabajo y no se va a presentar como ingeniero atómico, sin embargo, se va a presentar como un gran artista… y, sin embargo, no pasa nada.


Comentarios